“Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia. Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia”.
Estas fueron las palabras que a modo de alegato pronunció Hessois August Spies, inmigrante alemán, periodista y militante anarquista de solo 31 años, el 4 de mayo de 1886 antes de ser ejecutado junto a otros siete militantes tras un juicio impregnado de parcialidad, que puso un dramático final a la históricamente denominada Revuelta de del Haymarket Square (Chicago) que se había iniciado el 1º de mayo anterior en reclamo de mejores condiciones laborales como ser -entre otras- la jornada de ocho horas.
A partir del año 1889 durante el congreso de la II Internacional Socialista se conmemora en todo el mundo el 1º de Mayo, el Día de la Solidaridad Laboral en homenaje a los Mártires de Chicago, más conocido como El Día del Trabajador.
Paradójicamente en el Reino Unido, en el Principado de Andorra y especialmente en EEUU no se conmemora esta fecha tan cara a los trabajadores y trabajadoras del mundo.
Los argentinos luchamos por nuestras reivindicaciones laborales impregnados por el espíritu inquebrantable que nos legaron nuestros ancestros inmigrares, acompañados por la impronta popular de Alfredo Palacios, Hipólito Yrigoyen, Juan D. Perón y la inmortal Evita.
Pero también con sangre de nuestros trabajadores se escribió la historia de las conquistas laborales en nuestro país y quedarán para siempre en nuestra memoria, Agustín Tosco, Atilio López, Isauro y Arturo Arancibia, Atilio Santillán, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán, Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra.
En este contexto no se entiende como un Gobierno que dice identificarse con la clase trabajadora no propicie la libertad y la democracia sindical por la que venimos reclamando desde la CTA junto a mas de 2000 organizaciones de trabajadores y trabajadoras.
Resulta inconcebible que el Poder Ejecutivo haya propiciado la sanción y promulgación -entre gallos y media noche- de denominada Ley Antiterrorista, cuyo principal objetivo es reprimir la protesta social.
Como trabajador y dirigente sindical, quiero rendir mi humilde homenaje a todos los trabajadores y trabajadoras de la Argentina, exhortándolos a seguir en la lucha unidos – pero no amontonados – por una Argentina para todos, donde el trabajo digno sea un verdadero derecho y no la resultante espuria de la dádiva punterista, la precarización o el trabajo esclavo no registrado y fundamentalmente, para concientizar al pueblo con nuestra principal consigna: El hambre es un crimen.