A pesar del reduccionismo mediático y político, las razones del paro de la salud de 24 horas anunciado para el 10 de agosto exceden la inseguridad en hospitales y Caps. Los autoconvocados denuncian el ajuste presupuestario en el sector, el faltante de medicamentos y el incumplimiento del acta paritaria firmada por el gobierno provincial meses atrás. Además, exigirán la reapertura de las paritarias ante la alta inflación.
El Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas) resolvió en asamblea interhospitalaria ir al paro por 24 horas el próximo 10 de agosto, dando inicio a las medidas de fuerza que prometen profundizarse progresivamente si el gobierno no da respuestas a los múltiples reclamos efectuados. En hospitales, Caps y otros centros de salud, solo se atenderá en servicios de emergencias por las guardias.
El malestar en los trabajadores autoconvocados de la salud viene agudizándose luego de la firma del acta acuerdo en la última negociación paritaria.
Al compas de la inflación, la devaluación y los tarifazos, el ajuste presupuestario que viene realizando el manzurismo en el sector salud, viene lesionando tanto la labor de los trabajadores como a los servicios ofrecidos a la población. A los faltantes para la entrega de leche, en los casos pediátricos de desnutrición, se sumaron la falta de vacunas antigripales para la población en general y aún para los grupos poblacionales de riesgo.
A los faltantes de medicamentos en cantidad y variedad, se suman las limitantes para acceder a los métodos diagnósticos complementarios requeridos por los médicos. Las faltas en las coberturas de cargos vacantes y de reemplazantes en el personal genera, no sólo más saturación en la labor del equipo de salud, sino también el desborde de los servicios por sus limitaciones para dar respuesta al volumen de la demanda social. Eso tiene como consecuencia la lesión a los derechos de atención de los pacientes, sector de una población cada vez más golpeada por la crisis económica.
La situación se ilustra día a día en las largas colas a las que el sistema somete a los pacientes para lograr un turno diferido, muchas veces a semanas o meses para ser atendidos; o noche a noche, donde cubiertos con frazadas y durmiendo en los pasillos, los tucumanos apuestan a lograr un turno para ser atendidos por la mañana.
Los rostros más dolorosos del maltrato institucional, resultante de una política sanitaria alineada con el ajuste económico provincial y nacional, a los que se refirieron en declaraciones Adriana Bueno y Julian Nassif, secretaria general y secretario adjunto del SITAS, tanto como las Asambleas de base de gran parte de la provincia, en la voz de sus delegados y con el voto en la asamblea interhospitalaria.
La Fesprosa (Federación de Profesionales de la Salud de la Argentina), federación a la que pertenece el SITAS, a través de su Secretario Jorge Yabkowski, planteó su posición sobre el plan en salud recientemente anunciado por el Presidente Mauricio Macri. “Desde los años 90 el Banco Mundial insiste con la necesidad de crear un seguro de salud para pobres que garantice una canasta básica de prestaciones para los sectores excluidos. Esta estrategia confronta con los que sostenemos que hace falta crear sistemas universales de salud que aseguren gratuidad, equidad e integralidad para un derecho ciudadano garantizado por el estado. La estrategia del seguro de pobres fue cambiando de nombres: Nacer, Sumar y calificado como ‘universalismo mínimo’ y ahora ‘cobertura universal de salud’. Un aporte o refuerzo de 8000 millones de pesos, es decir 533 millones de dólares, significa un aumento del 3% del gasto estatal consolidado. En términos de aumento en relación al PBI es apenas un 0,1%. Ahora con pompa, se anuncia que un refuerzo que lleva ese gasto del 2,7 al 2,8 es ‘el inicio de la cobertura universal’. Si bajamos a tierra y dividimos ese dinero por los 17 millones de argentinos sin cobertura formal (es lo que hay que hacer porque se trata de un seguro para ese sector) el monto que nos da es de
2,6 dólares por mes por persona, o sea 39 pesos, el valor de un kilo de pan. Un kilo de pan por mes no es lo que cuesta una ‘cobertura universal’”, explicaron.
El Sitas también aludió a otras formas de maltrato por parte de la política de Juan Manzur. Además de denunciar lo antes enumerado, también en declaraciones aludieron al incumplimiento de diversos puntos del acta acuerdo firmada con el gobierno en las ultimas paritarias. En relación a esto, las autoridades del SITAS aludieron a la voluntad del ministerio de Salud, de no avanzar en lo pactado sobre diferentes puntos que hacen a mejorar la situación de los derechos de los trabajadores en diferentes comisiones mixtas de trabajo gremio-gobierno. Posponer y suspender las reuniones, imponer horarios extra laborales para las mismas, designar al frente de estas a funcionarios sin poder o intensión resolutiva, dilatar los plazos, y otros recursos burocráticos que terminan entorpeciendo sino imposibilitando el dialogo.
Se denunció además sobre los maltratos hacia los trabajadores en los que incurren en su ejercicio diferentes directivos de Hospitales, reiteradamente denunciados por el SITAS, pero insistentemente sostenidos por la ministra Rossana Chahala, con injerencia del hoy legislador e inconstitucionalmente también Secretario gremial de ATSA en ejercicio, René Ramirez, quienes imponen la dedocracia y no los concursos para cubrir dichos cargos directivos y todo nuevo nombramiento en el Siprosa, hoy bolsa de trabajo para el clientelismo político.
A todos los reclamos anunciados, se le suma el mediáticamente difundido: el de la inseguridad que viven los trabajadores de la salud frente a recurrentes casos de violencia física y verbal en sus lugares de trabajo. Este fenómeno social que padece toda la comunidad, resultante también de las políticas de ajuste y el recrudecimiento de la pobreza, fue aprovechado por el gobierno a través del blindaje mediático provisto por los medios periodísticos hegemónicos que colaboran en realizar un reduccionismo grosero de la problemática del sector de la salud, haciendo foco y recortando casi exclusivamente la situación a este tipo de violencia.
En un capitulo donde el SITAS denuncia sobre los recortes que padece la salud pública y las consecuencias que pagan trabajadores y fundamentalmente pacientes y comunidad toda, el gobierno y su prensa apuestan a correrse del ojo de la tormenta y a enfrentar al pueblo contra el pueblo, a los trabajadores y pacientes, escondiendo el oflador fuera de cámara. Así La Gaceta, A las 7 o Los Primeros, difundieron titulares propios de la sección policiales. En la letra chica, se relata como el remedio para la crisis socio-sanitaria se logra con botones antipánico, escondiendo el oflador fuera de cámara y manipulando a la opinión publica.
En complicidad con esto, en sus declaraciones el Secretario Ejecutivo Medico del Siprosa, doctor Vigliocco, depositó la responsabilidad que tiene el gobierno en relación a la crisis sanitaria sobre los hombros de los propios trabajadores de la salud, invitando a entender al mal desempeño de estos como el causante de los malestares. Mientras tanto, los diarios y la televisión, maniatando a la crisis socio sanitaria, publican su identikit en sus bloques y secciones de policiales.